Protección

sábado, 13 de septiembre de 2014

Un nuevo camino



Hoy es uno de esos días en los que pongo todo del revés. Tanto es así que aquí estoy, escribiendo para mí mismo, como si nada hubiera pasado en año y medio.

Eso es, precisamente, lo que me aterroriza. ¿He cambiado? ¿O es quizás un espejismo? Otra de mis múltiples caretas que a lo largo del tiempo he ido confencionando con mimo, como un artesano.

Siempre he tenido la necesidad imperiosa de creer que todo se puede cambiar, que todo puede ir a mejor si te lo propones. Pero está claro que ese pensamiento no era más que un consuelo, un rayo de esperanza para confiar en que todo iría mejor.

Porque sí, me ha ido mejor, pero no es suficiente. He tenido suerte en un aspecto de la vida de los tantos importantes, el amor. Me he enamorado, he amado y he sido feliz como consecuencia de ello. Pero, como digo, no es suficiente. Ya de por sí es raro que una persona pueda amar a otra tan rota, tan podrida por dentro y sin unos cimientos en los que sustentar su futuro. Sólo puede ser si esa persona tiene también alguna de esas caracterísitcas. El problema viene cuando, por lo que sea, sólo esto no vale. Cuando necesitas algo más de lo imprescindible en la vida para ser una persona completa y realizada.

Es un grave error tener dependencia de una persona para estar bien, me puse una venda y creía que la herida ya no estaba.

Hasta que no consiga cerrar esa herida, no voy a poder ser feliz ni hacer feliz a nadie, por mucho que me lo hagan creer. Yo no soy más ni mejor que nadie. Soy, en realidad, una persona excesivamente simple. Pero me sé poner bien las caretas de la cultura, de la razón, de la inteligencia... Incluso puedo pasar por alguien que puede ser brillante. Qué fácil se engañan algunos. Aquel que está llamado a brillar siempre antes tiene algún destello.

Amor y sueños, qué bonitas palabras y qué columnas más volátiles e impredecibles. Si de verdad quiero reconstruirme, eso tiene que ser el techo, el colofón o lo más bonito del edificio. He mareado los conceptos y es hora de empezar de nuevo.

No tengo miedo a volver a empezar, me he redifinido tantas veces que no sé ni quién soy, cómo soy

Ahora bien, esta vez me da más vértigo pensarlo. No quiero reiniciarme yo solo, esta vez estoy acompañado y quisiera que me siga acompañando en este nuevo camino. No sé si lo conseguiré, no es mi decisión. Y menos con lo destructivo que estoy últimamente. Dicen que el amor es paciencia, sí que debemos estar enamorados entonces.

Lo único que está claro es que debo cambiar ya y no sé cómo voy a salir de esta, quizás por eso he vuelto aquí, para presenciar mi último gran cambio, recordar esa sensación de que todo iba a ir bien y a mejor. Porque hoy, no lo creo. Tengo el concepto, para la práctica necesito un milagro... otra vez.